Los relatos épicos contienen siempre una gesta heroica, un gran desafío se le presenta al protagonista,
éste debe enfrentarlo inminentemente, no puede de ninguna forma evadirlo o
ignorarlo. Por lo general esta empresa conlleva un viaje, un largo camino lleno de obstáculos, que bien pueden
significar la muerte – Perseo se enfrenta a la Medusa a riesgo de ser
petrificado-, o que bien pueden significar la resignación y el estancamiento –
Ulises encuentra a Calipso y seducido por sus encantos se queda en Ogigia siete
años -. No solo encuentra obstáculos, también amigos, Sanchos, Mercurios, hadas, brujas complices, el favor de
unos y de otros, milagros y azares
inesperados.
En las historias clásicas, el héroe solía ser un hombre armado de nobleza y buena voluntad,
gallardía creo que se le dice, la literatura de hoy nos trae más bien eso que
se llama anti-héroe, gentes sin norte, pobres almas perdidas, tramposos y
peligrosos, que al final –al final de un largo trayecto de redención- revelan
su secreta magnanimidad, puede claro, que la revelen durante todo el relato y
en pequeñas dosis que nos hablen de su humanidad. Y es que los protagonistas modernos,
no son hijos de dioses, ni ahijados siquiera, los modernos están chiflados y emprenden gestas
imaginarias, los modernos revelan su humanidad sin tanta trascendencia y en
medio de la maldad y el desatino -Juan Pablo Castell asesina a María Iribarne
de puro amor-, en medio de lo grotesco también -García Madero recibe
un “guaguis” de una mesera en la parte trasera de una cafetería-, en medio de lo absurdo –Florentino Ariza espera
toda una vida a su primer amor-, en medio de la desazón y el aburrimiento – Emma Bovary camino de la catástrofe total-
y en medio de la nada, del total
abrupto – la madre de un hombre (Mersault) muere y este no puede precisar cuándo,
Joseph K es arrestado sin razón alguna, Bartleby se niega a realizar cualquier
acción, solo porque “prefiere no hacerlo”-.
Quizá a causa de la humanidad
de los héroes modernos sus proezas no nos parezcan tan remarcables. Sin
damisela en apuros, sin batallas de años, lo épico parece diluirse, la nueva aventura
se nos muestra oscura, algo nos indica que al final no todo será flores y
laureles, como en las historias clásicas o medievales, algo nos presenta la paradoja, el viaje es introspección, pero sigue estando
presente, los elementos no varían tanto como podemos llegar a pensar, hay un
giro y puede que todo parezca mucho más trágico, pero en realidad, hay mucho
más humor, y también hay triunfos,
no los que esperábamos, no, son más bien ironías, sarcasmos.
El relato épico cuenta siempre con una o varias historias de amor, estás son la fuente
de inspiración, pero también la fuente de las desgracias, el amor distrae al
pobre héroe, lo tortura y lo engaña, lo somete a una ceguera tonta. El amor es
motivo y obstáculo. Este relato, por supuesto es prueba de ello.
De fragmento en fragmento mi relato será completo, no le
faltarán héroes, viajes, amigos, milagros, desatinos, absurdos, desazones,
despropósitos, paradojas, historias de amor y más tonteras. Una vez más
bienvenidos.
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