lunes, 17 de junio de 2013

Estúpidas cartas de amor...

Como dije esas cartas, de puño y letra se perdieron. Una verdadera pena, pero más pena aún si hubieran llegado. Si así hubiese sido, en estos momentos yo estaría pagando escondederos a peso, y es que amiguitos, no le escribamos cartas de amor a desconocidos, o bien escribámoslas pero no intentemos entregarlas, por caridad, no nos hagamos ese mal. Invirtamos todo ese rídiculo en empresas más altruistas, como, hacer reír a ese pobre amargado que no le encuentra sentido a la carcajada, como, demostrarle a ese pesimista que por más que el crea estar mal, siempre se puede estar peor.

Yo en todo caso, y porque es uno de mis hábitos más preciados, no escuche mis propios consejos y las escribí y (oh helas!) trate de enviarlas, pero quiso la buena Providencia, salvarme de un descalabro atroz y las cartitas se perdieron, gracias a Dios!

Sin embargo y para que constaten ustedes lo disparatado de mi empeño, registro aquí algunos fragmentos de estas cartas.
(Amiguitos... no hagan esto en sus casas, es altamente ridículo y sin sentido.)

La primera carta empezaba con algo así:

"Siempre quise enamorar a alguien a punta de cartas de amor. Tomar a un perfecto desconocido, del que debía al menos conocer ciertas cosas básicas: Sus ojos, su voz, su aire, y su dirección por supuesto."
En la segunda, me ponía la tarea de responder preguntas, que asumía yo, mi destinatario se estaba haciendo (cosa que por supuesto, no ocurría)

"¿Cómo soy? Soy un punto negro, minúsculo, redondo, negro. ¿Por qué te escribo? En una película bastante particular ("Holy Motors" de Leos Carax), cuando a un personaje le preguntan porqué realiza tal o cual acción disparatada éste responde "Por la belleza del gesto", porque imagino muy feliz la suerte de recibir una carta de amor, de ser querido porque si, sin ninguna espectativa o demanda, porque no me quiero atorar, en ultimas te escribo porque quiero provocarte, depronto, una sonrisa, no más. ¿Por qué me gustas? Porque miras de frente, sonríes y tienes un aire ligero y tranquilo..."
La tercera carta dejemosla en el tintero, que no os quiero aburrir, queridos míos... (Pero ¡la tercera era mi preferida!)


No hay comentarios:

Publicar un comentario